Una sorpresa



Matt estaba escribiendo, tenía ganas de hacer un relato de cosas "oscuras", pero no se le ocurría un carajo.

Salió de su notebook, donde escribía, y se sienta en el sofá, en su sala. Ahí había una revista, y eso le pareció raro, porque ya nadie lee revistas en estos años. Se intentó acordar de dónde había sacado algo así.

- ¿Qué mierda es esto?

Abre la revista y ve noticias aburridas y publicidad de productos, y en la última página ve castores. Sí, esos animales que muerden la madera y hacen represas con eso.

- ¿De dónde saqué esto? 

Ahora se acuerda.

- Ah, sí, cuando volvía de casa, me lo dio un vagabundo, decía que ya no lo necesitaba, si podía llevármelo. Como me olvidé de eso.

Luego procede a leer la página que había abierto. En un texto, con letra atractiva decía.


Compre castores, ahora, la mejor decisión de su vida.

 Somos una empresa, CASTOR COMPANY, que se dedica al cuidado de estos animales. Nuestros castores son especiales, han sido domesticados por generaciones, y desde hace un año, empezamos a venderlos como mascotas. Nuestra misión es crear un nuevo tipo de castor, apto para el hogar, y tenemos la experiencia, para decir que son animales fantásticos como compañeros de casa. Creemos que pueden hacerle buena compañía. Llame al...


- ¿Quién mierda vende castores? 

Cierra la revista y la tira en la basura, afuera de su casa.

Llega la noche y decide ir a dormir. Ya en cama, antes de cerrar los ojos, lo último que se acuerda, es un castor dentro de su casa, mordiendo sus muebles.

Llega la mañana, se despierta, y siente una soledad grande que no había sentido hace tiempo. Realmente vivir solo era pesado a veces.

«Castores», piensa.

- Hoy necesito compañía, hoy necesito, necesito…

Se acuerda de la maldita revista de castores y luego se pone a buscar entre su basura.

El olor a mierda mientras buscaba era descomunal, pues había tirado mierda del perro vecino la otra vez, maldito perro.

- Hijo de puta- dice mientras se tapaba la nariz.

Buscó con sus manos, jugaba con la basura y después pudo sentir el frío que tiene la tapa de las revistas. Lo saca con toda su fuerza y busca la última página. A lo lejos, uno de sus vecinos, el señor Charles, un hombre mayor de edad, y que era dueño del perro, se le quedó mirando con cara de rechazo.

- ¿Qué mierda hace ese imbécil?

Matt encuentra la última página, era muy impulsivo, y sus decisiones no tenían ningún sentido. Ve el número y llama.

- Hola, se ha comunicado con Castor Company, la empresa con los castores mejor domesticados.

- Hola, sí, vi un anuncio de su empresa en la revista The Magazine.

- Sí, que alegría que nos contacte.

- Así es, pues estoy interesado en comprar uno de sus castores.

Así tuvieron una larga charla que al final quedó en una compra de Matt para que un castor viniera dentro de dos días.

Pasaron los días, Martes era. Matt estaba esperando que llegara el furgón en donde se traía a los roedores con cola de paleta. Se preguntaba que tan grande sería esa cola, y si a el castor le gustaría que se le tocase ahí. ¿Lo mordería? Tenía miedo de eso, ya que los dientes de los castores eran largos y filosos. ¡Como le dolería en sus bolas!

- ¡Hola señor, ya llegamos, Castor Company, ha llegado su pedido castoriano!

«Castoriano, que clase de palabra es esa. Bueno, si ya trae castores como mascota, seguro está un poco retardado».

- ¿Hola, cómo está? Vaya, que alegría. ¡Estuve esperando bastante!

- ¡Me alegro! Ahora me bajo señor, y le abro la puerta.

- ¡Bueno, bueno, que amable por su parte!

«Un puto castor».

Se baja el empleado, se nota que la  empresa es de calidad. El empleado tiene una camiseta de seda, y en el medio tiene el logo y el nombre " Castor Company", y el dibujo de un castor con cara de imbécil mostrando los dientes. A Matt le causa gracia, y intenta no reírse del todo.

- ¡Estos animales le cambiarán la vida, señor!

- Eso espero, vi las críticas en su página web. Todas las personas están contentas, pero, acaso tener un castor no es algo un poco más difícil de llevar. Ya sabe, son animales que agarran las cosas, crean represas en el bosque. Tengo miedo de que haga algo en casa.

- ¡No se preocupe de eso, señor! Solo tiene que comprarle mucha madera.

- ¿Cómo?

- Sí, así es. Debe saber usted que tener un castor es una gran responsabilidad. Supongo que habrá leído el correo que le enviamos.

« Mierda».

- Vaya , la verdad que no revisé nada. Tenemos un problema.

- Pues, no se preocupe, el castor no hará nada cuando entre en la casa. Pero después, le va a joder bastante.

- ¿Perdón?

El empleado saca una jaula de plástico. Al sacarla, la jaula empieza a revolverse, como si el castor quisiera escapar.

- ¡Vino defectuoso esta basura!

El empleado le tira la jaula de plástico, y corre hacia el volante del furgón. Entra y antes de cerrar la puerta dice:

- Lo siento amigo, yo no elegí esto. Pero me pidieron que te trajera a este...

- Pero, ¿qué mierda estás diciendo?! ¡¿Qué pasa con el animal?!

- ¡Lo que pasa es que, te tocó pisar la mierda! 

El hombre arranca la furgoneta y se va de la calle.

- ¡A dónde mierda vas! ¡Pedazo de imbécil! ¡¿Acaso me trajiste una maldita zarigüeya o qué?!

La jaula se mueve con fuerza. Se escucha chillidos raros, como de sufrimiento.

- ¿Qué carajos es eso? - dice Matt, bastante asustado- ¿Me trajo a un demonio o qué?

Se agacha y ve tras las rejillas.

- ¡Dios santo! ¡Puta! ¿Qué es eso?

El castor estaba mordiendo las rejillas con los dientes, parecía una escena de película de horror.

- Pero, ¿qué le pasa a ese? ¿Tiene rabia o qué?

Luego aparta la vista y ve al perro del vecino otra vez en su patio delantero. Está a punto de dejar una sorpresa.

- ¡Y ahora, para el colmo! Viene este perro de mierda para cagar otra vez en mi patio. ¡Perro de mierda!

Y justo en la última palabra, las rejillas salen volando hacia afuera. El castor sale de la jaula a una velocidad nunca antes vista por Matt. El castor se lanza hacia el perro, como si fuerza un cazador atrapando a su presa.  Se empieza a mover entre el cuerpo del mismo. El perro se mueve por todas partes, tratando de morder a esa cosa, que le daba mordidas de vez en cuando, y clavaba sus garras, para no desprenderse del canino . Mientras tanto, Matt se desespera y más aún, cuando puede ver esos ojos saltones de esa cosa demoníaca, traída del mismísimo infierno.

- ¡¿Qué puta es eso?! ¡Auxilio!

Matt corre cagado de miedo para sacar a ese bicho del perro de su vecino. Su vecino escucha el barullo, y sale de su casa.

- ¿Qué pasa ahora? ¿Qué estás haciendo a mi perro? ¡Fracasado!

Ahora va hacia la calle,  con una pala, pues al parecer estaba ocupado en su jardín trasero.

- ¡Jackie! Mi bebé. ¿Qué está pasando? ¡Auxilio, auxilio! Tú, hijo de perra, ya es hora de que te enseñe a no tratar a mi perro como basura.

Se va directo hacia Matt. Se acerca y ahora puede ver al castor agarrándose de su perro. De lejos no podía, pues no traía sus lentes, ve mal el viejito.

- ¡Jesucristo, nuestro señor! ¡Pero qué clase de diablo es este!

El castor hace un gemido extraño que hace que el viejo se orine en sus shorts de tela vieja, y ahora salta hacia él. El anciano grita como marica, y ahora el castor le muerde en la piernas, en los brazos y también le da un mordisco en el culo.

- Sálvame señor! Te lo suplico!

Gritaba mientras el castor se movía como ardilla por su cuerpo.

- ¡Ahora lo ayudo señor! ¡Quédese quieto!

Matt intenta golpear al animal con un puñetazo, y en vez de eso le da en el estómago al viejo.

- ¡Por dios, perdone, era para el castor!

- ¡No importa, sigue, sigue! 

El hombre se da la vuelta, ahora estaba en la espalda.

- ¡¡Dale imbécil!! ¡¡Pégale!!

Matt prepara el puño, esta vez tiene que acertar. Ese castor es escurridizo y, ahora está seguro de que no va a fallar.

Ahí va, otro puñetazo. Falla y da a la espalda del señor Charles.

- ¡Ah, basura inmunda! ¡Mi espalda! ¡No es para mí!  ¡Usted está ciego, de tanta basura que contiene su alma! ¡No me extraña!

- ¡No se queda quieto, y hago lo que puedo! ¡Cállese, se lo pido!

El castor no paraba de moverse por el cuerpo del señor Charles.  Ahora estaba en la cara del señor, poniendo su barriga, el hombre no podía ver nada.

- Ahí te quedas quieto, ¡castor del diablo! ¡Pero que cosa más horrible eres! ¡No me mires así! Puta! No voy a dormir.

Se le queda mirando fijamente, con esos ojos saltones. Ese castor estaba demente.

- Ahí le voy señor Charles. ¡Quédese quieto!

- ¡Mi perro Jackie! ¡Maldita criatura del demonio! Usted siempre fue una desgracia desde que vino, señor Matt. ¡Ahora sáqueme a esta porquería!

- ¡SOLO SAQUE A SU PERRO CUANDO YA HAYA CAGADO EN SU PATIO, VIEJO DE MIERDA!

Matt lanza un puñetazo hacia la cara del señor Charles. El castor agarra la mano de Matt con una naturaleza casi humana, y lo envía hacia los testículos del viejo.

- ¡MISERICORDIA!

- ¡Pero cómo!

El castor salta hacia Matt, dando un giro completo, usando su cola contra su cara. Matt cae el suelo, el golpe fue mortal.

- ¡Cómo duele! ¡Señor, cómo duele! - dice el viejo caído sobre el pasto, y con la boca abierta tratando de soportar el dolor. A su lado puede ver a Jackie muy asustada, mirándolo.

- Mi bebé, mira lo que te hicieron. Ese desgraciado trajo a ese demonio para dejarte así. Ya te había tratado mal, cuando hacías tus necesidades en su patio. Tú elegiste ese lugar, y yo debo respetar eso, pero ese inútil no lo podría entender. Y ahora tuvo que traer una criatura horrorosa para deshacerse de ti. ¡No, no puedo permitir eso! Ya sé lo que tengo que hacer. Sí, voy a darle una lección, cariño. Así será.

El señor Charles se levanta con dificultad y agarra la pala que dejó cerca de la acera.

- Trajiste a Satanás, y ahora lo devolverás, pero, solo hay una forma para que lo entiendas. Tranquilo, no te voy a matar, pero si recibirás una buena golpiza.

Matt ni siquiera lo escucha, el golpe lo había dejado totalmente aturdido.

- ¡Hora de enterrar! - dice el viejo.

El castor había desaparecido de escena. El viejo notó eso antes de lanzar el golpe.

- Espera. ¿Dónde está la criatura? 

Ahí, en el patio, había un gran árbol. El hombre había sentido que se le caía algo baboso en la cara, y el pelo. Miró hacia arriba, era el castor, lo estaba mirando, con sus ojos saltones, y esa especie de sonrisa que hacía con sus dientes.  Mientras babeaba, tenía esa expresión de estar hambriento, como si estuviera esperando comida desde hace mucho tiempo.

Luego de unos segundos, el castor emite un sonido extraño, algo como un "Wii". El hombre responde:

- Ya me llegó la hora.

El roedor se lanza, y hace caer al señor Charles. Lo empieza morder hacia el pecho, el señor grita de dolor.

- ¡Fuera, fuera!

Matt empieza a recobrar el estado, y ve débilmente lo que sucede.

- ¿Qué mierda?

Ahora abre los ojos, y ve al señor Charles tratando de sacar al castor encima de él. También ve una pala cerca.

«Ahora», pensó Matt.

Se levanta silenciosamente. Ve al viejo, y está casi llorando, y cerca de él, está la pala. El señor también lo ve, y con su expresión le ruega que lo ayude. Matt agarra la pala, silenciosamente, lo alza, y ahora se prepara para el golpe final.

« Ahí te va, castor psicópata».

Pero, el castor se gira y lo ve con sus ojos saltones.

- ¡La puta madre!

Matt le da el golpe en la cabeza, y cae sobre su vecino.

Todo se había resuelto. Por ahora, el castor ha quedado inconsciente hasta el siguiente día. Matt pensaba que había muerto, pero aún respiraba, en cualquier momento despertaría. El señor Charles fue al hospital para tratarse sus heridas; igual hizo con su perro Jackie, lo había llevado al veterinario. Matt explicó al viejo hombre que había pedido un castor domestico, pero que este había venido mal. De todos modos, el viejo lo mandó a la mierda y dijo que  iba a demandar a  la empresa encargada de ello. Matt haría lo mismo.

Hizo muchas llamadas telefónicas a Castor Company, para reclamar todo lo que le había pasado, jamás contestaban.

- ¡ Esto es increíble, inaceptable, y sobre todo, un crimen! Llamaré a la policía.

Y de repente, escucha al castor. Lo había dejado en el patio trasero, y escuchaba esos sonidos que hacen los castores, que son como chillidos. Fue afuera y como había sospechado, estaba despierto. Matt estaba aterrorizado, esa cosa era peor que cualquier animal salvaje, peor que cualquier monstruo que había visto en alguna película. Lo recordaría para siempre. Y ahí estaba, tendido en el suelo, ahora estaba como, lamiendo sus manos, o algo así, parecía un castor corriente.

- ¿Es posible? ¿ Ahora está normal? 

El castor había cambiado, después de aquel golpe con la pala. Eso es lo que creía Matt, y con mucho miedo, intentó creer que fue así. Decidió acercarse poco a poco, para ver si tenía algún comportamiento extraño.

Poco a poco, y no hizo nada. Llegó a estar al menos, a 3 metros del animal, hasta ahí, llegaría, no más.

- ¿Qué eres? ¿Cómo es posible que ahora estés tan tranquilo, y como es siquiera posible que un animal como el castor se comporte de tal manera? No puedo creerlo, eres otra cosa, de eso estoy seguro.

- ¡Wiiii!- dice el castor, como sacando esa versión que había tenido ayer.

- ¡Hijo de puta!

Matt corre hacia la casa, horrorizado. Se sienta en el sofá de su sala principal, y atrás abre las cortinas de la ventana que muestra el patio trasero. El castor había desaparecido.

- ¡¿Dónde se fue?! 

Unos golpes se empezaron a escuchar en la puerta que daba hacia afuera.

- Voy a llamar al 911.

Y antes de marcar el número recibe una llamada, era de Castor Company.

Matt acepta la llamada.

- ¡Ustedes, ustedes! ¿Acaso tienen idea de lo que han hecho? ¿Acaso tienen idea de que pusieron en peligro la vida de dos personas y la de un perro? ¡Dicen que tienen los castores mejores domesticados para el hogar! ¡ Pero ustedes me trajeron una especie de animal salvaje no clasificado por el humano, que tiene apariencia de castor! ¡Esto se irá a juicio y les juro que, su empresa se hundirá en la miseria!¡Son unos criminales!

- Hola, señor Matt. - dice una voz, con absoluta calma.

- ¿En serio me van a responder así? ¿Qué clase de problemas mentales tienen ahí?

- Sabemos sobre su situación. Y sabemos que, lo que le enviamos, no era algo precisamente...

- Entonces, prácticamente me querían asesinar.

- No exactamente. Vea, nuestros procedimientos para la domesticación de castores son especiales. El que le enviamos salió defectuoso, es la primera vez que nos sucede algo así. Para la compensación de este asunto, le ofrecemos una estadía permanente, si así desea, a Castor State. Es un barrio privado, creado por nuestra empresa, un lugar increíble.

- ¿Hacen cosas especiales a sus castores? ¿Acaso eso no es ilegal?

- No compartimos información en lo que respecta a nuestro proceso de domesticación. Sobre la demanda, le aseguramos que no tendrá éxito.

- ¿Y qué paso si ahora llamo a la policía? Y puedo explicar perfectamente, todo lo sucedido. Y tengo a mi vecino como testigo.

- No le creerán.

- ¿Ah sí? ¿Tan seguro están?


El castor rompe la puerta con una fuerza brutal, y se acerca a la sala principal. Mira a Matt, con inocencia, como tratando de explicarle que jamás fue un peligro, que jamás ha hecho nada.


- Su castor de mierda, ahora acaba de romper mi puerta. Y vino a ponerse en mi frente. ¿Por qué no hace nada?

- Porque lo ha elegido a usted. 

- ¿Cómo? ¿Me ha elegido?

- Ya le hubiera saltado, si no lo hubiera elegido. Pero, aún mostrará patrones extraños durante su ciclo vital.

El castor, de la nada, se pone a dos patas. Empieza a oler el sitio.

- Está oliendo la casa.

- Sí, exploración de terreno.

Ahora hace gestos extraños. Y mueve su cuerpo como para prepararse para algo.

- ¿Qué puta hicieron con este animal?

El castor salta hacia el sofá, y luego se sienta de espalda, como cualquier humano. 

Matt se horroriza, y cae en el suelo, sentándose y contemplado lo que acaba de pasar.

- ¿Cómo es posible?


El animal dirige la mirada hacia la televisión, ahora estaban dando un programa de TV, The Larry Showman.

El comediante principal iba a hablar.

¿Vieron ustedes lo que podemos hacer, todos los días, con nuestros chistes, nuestras bromas? Lo que nos inspira son sus risas, y esa es nuestra misión cada día. Yo soy Larry, y esto es The Larry Showman. ¡Bienvenidos, espectadores míos!

- Es un castor especial, señor Matt. No se preocupe, no hará nada que ponga en peligro a alguien. Sabemos que le dio un golpe en la cabeza, eso cambió su estado mental.

- ¿Cómo saben eso?

- Lo sabemos todo. Ahora, ¿qué le parece la petición? Si la rechaza, tendremos que buscarlo de vuelta.

《Tu vida será diferente. Tendrás un castor de mascota, y vivirás fácilmente gracias a una empresa corrupta. Bueno, que podría perder. Ya mi vida, es miserable de todas maneras》, pensaba Matt, fríamente.

- ¿Qué hay en ese lugar? 

- Todo lo que necesita, sin precio alguno.

- Genial, acepto, me encargaré de...

- ¿Ya tiene nombre su mascota?

El castor mira al presentador del programa, haciendo caras raras para que el público se ría, y de verdad lo consigue. Hasta el castor se ríe.

- Larry, se llama Larry.

























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