Historias

Es curioso porque si lo pensamos bien todos somos historias. Por ejemplo, cuando nos cruzamos con alguien que no conocemos, esta es una historia en sí. Todas las experiencias que tuvo, tiene y tendrá. Es increíble si lo miras desde cierta perspectiva, por que si decides hablar a esa persona te estás abriendo literalmente a una historia que no conoces.

De vez en cuando tenemos ganas de conocer a ese alguien que nos parece interesante, atractivo, esas cualidades que sentimos a través de nuestras emociones. Al abrirnos a una historia también nuestra historia se abre a ser vista.

Muchas veces las oportunidades que tenemos de conocer ese mundo que yace en esa persona, no suceden. Tal vez haya sido el rechazo, o que sucediera algo incómodo que no diera paso a un digno conocimiento de su historia o de la nuestra.

Asimismo, esa historia o desaparece o con el tiempo podríamos conocerla ( aunque nunca en su máximo esplendor).

Cuando una historia desaparece de nuestras vidas, nos perdemos un mundo entero, pensamos que no vale la pena conocer esa historia por la manera en que vimos las cosas o tal vez en la manera en que se nos trató de presentarla. Pero, si las cosas hubieran sido un poco diferentes, hasta podríamos haber encontrado algo que nos mostrara cosas maravillosas. Lo más trágico de todo, es que nunca lo sabremos.

Todas las personas son un mundo, tantas cosas que han visto, experimentado, vivido, escuchado. Lo mejor de todo eso, es que siempre será visto desde una perspectiva que jamás podremos comprender del todo, porque todos vemos las cosas de distinta manera, y esa es la magia de ser quiénes somos.

La mejor parte es que cuando dos personas se abren, sus historias se conectan, así creando una nueva historia, que será parte de ambos individuos, o de muchos si estás en un grupo.

Somos historias, no importa si sea mala o buena, nuestras historias siempre chocarán con otras. De esa manera, buscaremos la mejor historia que podamos crear en este largo camino llamado vida.