Sígueme


- Sígueme.

Aquel hombre, él había decidido adentrarse en los bosques profundos de Alaska, el clima, en extremo frío, no sería una experiencia del todo placentera, pero el hombre solo tenía ganas de hacerlo, porqué no. Era solo que, escuchar tan sola esa palabra, cambiaría totalmente todo lo que se había esperado.

- Qué cara...? - dijo el hombre con niveles de ansiedad peores que cuando decís "igualmente" cuando te felicitan por tu cumpleaños.

- Alguien, cómo?

- Sí, solo sígueme.

- QUIÉN ES!?

- Solo debes seguirme.

El hombre en este instante había sentido un temor tan profundo, que se podría decir que todas sus articulaciones y músculos se quedaron en reposo, la respiración se había cortado y sentía la cara dura, como si hubiera sido un pequeño ataque al corazón.

- Ayyy, no, no!

- Escúchame.

- Quién eres? Dónde estás? Por qué no puedo ver... - expresándose ya de una manera un tanto torpe ante tal sentimiendo de miedo intenso.

- Solo sígueme.

- DÓNDE ESTÁS!???

- El próposito no es que sepas donde estoy, sino seguirme.

- Esto tiene que ser una broma, sea quién seas, este no es el lugar apropiado para esas cosas.

- Mira al frente, sigue la aurora.

- Cómo? - dice mientras mira hacia las estrellas. Una gigantesa aurora de color verdoso, respladeciente como si tratara de algo mucho más profundo de lo que realmente se ve.

- Sígueme, solo, sígueme.

- Acaso eres la aurora?

- Parte de ella, pero eso es otro tema. Ahora sígueme.

- No, no puedo creerlo. En serio hay alguien tan enfermo para estar en este lugar haciendo cosas como estas.

Al rato, una luz parpadea a los lejos de su posición, sigue el trayecto de la aurora, algo raro estaba pasando ahí.

El hombre confudido y aterrorizado, en su incertidumbre, piensa en salir inmediatamente de ahí, pero de alguna manera, siente una fuerte necesidad de seguir la aurora, no podría permitirse no hacerlo. Con un poco de valentía, se atreve a decir...

- Solo dime, para qué quieres que te siga?

- No lo entenderías.

- Si no me dices, entonces podría enfrentarme a correr un riesgo, solo quiero algo.

- No pretendo causarte dolor, no es parte de mis ideales.

- Ideales. Cuáles son esos ideales?

- Muchos. Los he creado con el paso del tiempo, son los que me sirven para conseguir mis objetivos.

- Cuáles son tus objetivos?

- Solo lo podrás saber si me...

- Seguirte.

- Así, házlo.

- Que pasará si lo hago? - preguntó el hombre, sin recibir respuesta alguna.

Pasó un buen rato desde que había hecho su pregunta, la voz no volvió a escucharse. Analizandólo, llegó a la conclusión de que la voz no podía ser de una persona normal y corriente, era algo más que lo producía.

Entonces, el hombre pensó, pensó si realmente lo que había escuchado era real, o simplemente había perdido la cabeza. No cree que sea la segunda, ya que no tiene ninguna especie de problema mental o algo parecido. Él sabe que lo que escuchó, fue real, tan real que parecía imposible.

Luego de una extensa charla consigo mismo, decidió que tal vez esto era una especie de sueño, y que no importaba lo que pasara. No podía pasar nada del otro mundo, aunque no se sintiera que fuera así, de hecho, parecía que todo iba a convertirse en una pesadilla. Al final, el hombre decidió que esto era más grande que él, por lo que, pase lo que pase, era para algo importante.

- No sé por qué, ni cómo, pero tengo el presentimiento de que debo...

- Seguirme.

- Sí, la verdad que no estoy seguro para nada con ello, pero siento que debo hacerlo, tal vez ya esté loco.

- Tú solo sígueme.

- Ehm, de acuerdo, creo que es lo que haré. Pero dónde estás?

- La aurora.

- Sí, eso.

El hombre alza su mirada hacia la benevolente aurora de color verde oscuro, un fenómeno del espacio, tan extraña pero sorprendente, nos enseña que hay cosas maravillosas en el cosmos. Eso es lo que piensa el hombre, nunca creyó que estaría viendo una aurora en su vida, pero también, tener que seguirla.

- No entiendo el porqué de esto, como se supone que sabré hasta donde ir.

- Seguirás la aurora, habrá un punto en el que la mecha terminará, debajo de ella, lo sabrás.

- Qué...?

- No aún.

El hombre continuó, y continuó, la aurora parecía nunca terminar, pero de pronto, se alza una especie de lago congelado en su frente. Al observarla detenidamente, la aurora parece terminar hacia allí, en un punto de todo el vasto hoyo de agua.

- Qué se supone...?

- Lo haces bien.

- Qué se supone qué es esto?

- Recuerda, lo sabrás.

- Qué pasa si se rompe el hielo, me caeré, moriré de frío, y eventualmente...

- Habla.

- Moriré, ahogado, supongo.

- El miedo es un gran bloque.

- Un bloq...?

- Debes pasar esos obstáculos, lo único que hace es retrocederte.

- Es hora de volver, despertar o lo que sea. Creo que estoy perdiendo la cabeza.

- No irás a ninguna parte.

El hombre se queda en un inquietante silencio y pregunta timídamente:

- Fue eso, una amenaza?

- No, de ninguna manera, lo digo porque ya no puedes.

- Cómo que no puedo?

- Observa.

El hombre con un miedo profundo y totalmente en desesperación, vuelve lentamente donde vino.

- Esto es una locura. - piensa el pobre sujeto.

PAM! Y sucede, ahora lo puede ver, siente algo que lo retiene.

- AY! Pero qué mierd...

- Sigue.

- No puedo pasar, que está pasando.

- Es la aurora, su campo mágnetico crea una especie de cúpula invisible, pero...

- CÓMO ES ESTO POSIBLE? TE DAS CUENTA DE QUÉ ESTÁ PASANDO?

-Habla.

- NO SE PORQUÉ NI CÓMO, NO ENTIENDO NADA. PERO SI SÉ ALGO.

- Qué sabes?

- Que o estoy loco o me estás a punto de matar, sea lo que seas. Me has engañado, dijiste que no pasaría nada. - dice el hombre al borde de las lágrimas.

- Es solo el comienzo, y no corres ningún riesgo. Lo que iba a decirte es que si aprietas con fuerza la cúpula de energía...

- Qué pasa?

- Prueba.

El hombre pone toda la palma de su mano contra esa pared invisible, cúpula, lo que sea. Aprieta con fuerza, no sucede nada especial, y de repente, con tanta ira que lleva consigo mismo, da un fuerte puñetazo a lo que lo para.

Y ahí lo puede ver, ahora lo entiende, bueno al menos un poco, de todo lo que sucederá.

Al poco rato, toda la cúpula se hace visible, es un gigante campo mágnetico de color verde, no como el de la aurora, este es uno chillón.

- Fascinante. - dice el hombre por el asombro de aquel fenómeno, pero también aterrorizado por lo que sucedía.

- Sígueme. - esta vez lo dice con una voz un tanto siniestra y tentadora a la vez, como el de una serpiente que espera que comas una manzana.

El hombre en ese momento, estaba empezando a darse cuenta de algo extraño. Sentía que estaba perdiendo la consciencia, y no podía hacer nada para pararlo, era como una especie de mecanismo que lo llevaba a sentirse así, hasta que, ya había sido atrapado por las fuerzas desconocidas.

Sus ojos cambiaron, en vez de sus ojos negros corrientes, el iris había adoptado colores azulados y blanquizos, era como una especie de galaxia.


A continuación, el protagonista (el cuál ya no lo era), se adentra hacia el lago congelado, sus pasos se vuelven lentos, no realiza expresión facial alguna, es como si estuviera muerto. Luego, así sin explicación alguna, cae una especie de luz desde arriba, como esa luz que sale del cielo como si un ser superior te estuviera envíando una señal. Aquello que tenía control sobre sí mismo, se acerca lentamente, hasta que llega lo suficiente para recibir toda la espléndida y voluminosa luz, bañando su cara, ni se inmuta. Estaba preparado para recibir aquello desconocido que la voz le decía, solo que él ya no lo sabía.

La voz siniestra resuena nuevamente:

- Estás listo?

- Siempre estoy listo. - dice Khaal, Dios de las Sombras.

El cuerpo del hombre es levitado hacia las auroras a través de la luz. Al llegar a cierto punto, las auroras empiezan a cambiar de color, el verde chillón, el mismo de la cúpula. Pero qué era exactamente eso?

Era Aurora, el monstruo de las luces australes, suele residir en zonas polares. Se disfraza de las famosas "auroras" que conocen los humanos. Se suele alimentar de ellos, los desafortunados que se adentran en los bosques profundos de temperaturas bajas.

Pero Aurora, no puede alimentarse directamente de los humanos, sino revelaría su identidad, y eso podría ocasionar desastres a gran escala para la humanidad. Para eso, pide a ayuda al Dios de las Sombras, Khaal, el cuál asecha a las víctimas que Aurora elige. Khaal, se encarga de entrar en la cabeza de las víctimas, y con una voz sugestiva, les juega una trampa para llevarlos hacia la zona especial de Aurora, el campo mágnetico, que suele estar al final de las auroras. Cuando las víctimas llegan hasta ese punto, Aurora coloca su cúpula para que sus víctimas no puedan escapar. En ese momento Khaal, se apodera del alma de sus víctimas, por eso sus ojos se tornan de diferentes tonos.

- Estás listo? - dice Aurora, con su voz siniestra.

- Siempre estoy listo. - dice Khaal, Dios de las Sombras. El cúal lleva a las víctimas hacia las auroras, donde Aurora puede alimentarse de sus víctimas sin que ningún humano pueda saber su identidad.


































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